jueves, 9 de marzo de 2017

Valoración final de la materia

Escribo esta última entrada para hacer una valoración general de la asignatura (los comentarios se basan solo en las clases impartidas por los tres profesores que participan en este blog didáctico). En primer lugar, creo que ha sido la asignatura más importante del máster y en la que más he aprendido. Si tuviese que responder a la pregunta: ¿qué es lo que más te ha sorprendido de manera positiva de la asignatura?, mi respuesta sería ésta: creo que se han combinado perfectamente las cuestiones teóricas (sobre todo en las clases de Carlos Valcárcel) con las prácticas (especialmente en las clases de María Luz Valencia y Ana Fontenla). Considero que esta cuestión, aunque sea fundamental en una asignatura, es difícil de conseguir, sobre todo cuando la materia es impartida por varios docentes.
Por una parte, en las clases más teóricas se han mencionado temas importantes que personalmente tendré muy en cuenta a la hora de pensar sobre mi labor docente; de entre las más importantes para mí destacaría la importancia de trabajar por tareas y, sobre todo, por objetivos,  así como el uso eficaz de las TIC para lograr dichos objetivos. Una idea que intentaré llevar a la práctica será la de poner en duda las prácticas comunes y preguntarme si realmente ayudan a alcanzar los objetivos planteados.
Por otro lado, lo que valoro de las sesiones de carácter más práctico es el hecho de que se nos han proporcionado métodos, estrategias y actividades que podemos aplicar en nuestras clases desde el primer momento. Creo que esto es muy valioso para nosotros, ya que salimos de la universidad con un montón de conocimientos y de información, pero con escasas pistas acerca de cómo aplicar en el día a día estos conocimientos.
Si tuviese que mejorar algo de la asignatura sería la poca carga horaria de la misma, así como la distribución de dichas horas. Creo que una materia tan útil tendría que tener más horas de las que tiene, sobre todo con el objetivo de que participemos más activamente en las clases, con presentaciones, más trabajos en grupo, etc. Relacionado con esto, creo que impartir una asignatura en unas pocas semanas, con sesiones de 4 horas, supone a veces un atracón difícil de digerir. Este punto negativo creo que queda compensado, sin embargo, por la gran cantidad de materiales que se nos han proporcionado, vía Faitic o e-mail, lo que nos permite seguir profundizando en los temas y encontrando nuevas ideas y recursos.
Otra propuesta, relacionada con la temática de la materia, sería la de hablar más a fondo del primer día de clase y la importancia del mismo; aquí me acuerdo de una actividad que hicimos en la asignatura de “El inglés en el contexto nacional e internacional”; se trataba de representar una situación en la que uno de nosotros era el profesor o profesora y llegaba a clase el primer día; los demás teníamos que describir lo que esa persona nos transmitía. Esa actividad, aunque la realizamos en poco más de cinco minutos, creo que fue interesante y que,  dedicándole más tiempo y diseñando la clase a partir de ella puede ser útil. La idea es profundizar más en lo que haremos, diremos y en cómo nos comportemos ese primer día.

La asignatura me ha servido, en definitiva, para dar más precisión a ideas vagas que tenía de la docencia. Aunque la experiencia del día a día será también una fuente de aprendizaje, las herramientas que se nos han proporcionado en la asignatura me han servido para comenzar con más seguridad en este mundo de la enseñanza.

Sesión de tutoría y PMAR

Una de las posibles ideas para llevar a cabo las tutorías es la de aprovecharlas para, además de incluir las actividades propias de la misma, reforzar la competencia lingüística en lenguas extranjeras. De este modo, no solo se cumplirá el objetivo de lograr la deseada educación integral que deseamos, sino que al mismo tiempo hacemos que el alumno practique asignaturas como inglés o francés durante el proceso.
En clase hablamos de distintas actividades que se pueden llevar a cabo en la tutoría. Por ejemplo, podemos tratar temas importantes como son el cyberbullying o el comercio justo de una manera innovadora en una lengua extranjera. Otro de los temas que me parecen fundamentales es el de las estrategias de aprendizaje y el desarrollo de la competencia “aprender a aprender”. En otra entrada anterior hice referencia a este cuestionario, que servía para que los estudiantes se familiarizasen con las distintas fortalezas intelectuales y que descubriesen cuáles eran las suyas, al mismo tiempo que se practicaba inglés. Aunque propuse la actividad como actividad de “warming up”, mi compañera Raquel Sanz propuso en este comentario que dicha actividad podría plantearse también en la hora de tutoría, por lo que la idea principal de esta entrada es suya. Buscando más alternativas al cuestionario propuesto, encontré esta otra actividad  en la página web creada por el fundador (Howard Gardner) de la teoría a la que hacía referencia.

Creo que el tema de las diferentes estrategias cognitivas y fortalezas intelectuales, en general, y actividades como las encontradas en dichas webs, en particular, se adaptan bien a las características de los grupos de PMAR. En estos grupos encontramos alumnos con problemas académicos muy diversos, lo que exige programaciones abiertas y flexibles. Para lograr los objetivos planteados con estos estudiantes considero que la individualización que defienden teorías como la de las inteligencias múltiples es esencial. Esto no solo  significa que haya que examinar los problemas y necesidades de estos alumnos de manera individual, sino que se tiene que poner el foco de atención en algo a lo que creo que no se da la suficiente relevancia: ¿cuáles son las fortalezas de dichos alumnos? Aunque siempre se analizan los problemas y dificultades que tienen estos jóvenes, tal vez se dejan de lado sus habilidades; conocer cuáles son dichas habilidades podría ayudarles a ellos a motivarse más y a nosotros a encontrar la manera más eficaz de enseñarles.

martes, 7 de marzo de 2017

La evaluación

La evaluación es una de las prácticas docentes más importantes a lo largo de un curso académico; ésta permite al alumno ser consciente de su progreso y, si se hace correctamente, puede darle pistas para saber cómo puede mejorar los resultados en el futuro. En clase hablamos de alguno de los problemas más comunes en la evaluación: el feedback que se da en las pruebas de expresión oral, la carencia en muchas ocasiones de criterios de evaluación y la penalización de errores gramaticales desde un nivel muy básico.
Casi todos estamos de acuerdo en que las pruebas de expresión oral producen una ansiedad importante en los estudiantes; se sienten inseguros ya que no conocen de antemano las preguntas o los temas que les pedirán. Aparte de este factor, también saben que dicha destreza no es la más practicada en clase, por lo que sus habilidades orales no están tan desarrolladas. Esto se nota cuando los alumnos tienen que interactuar con el examinador, en donde se nota una falta de naturalidad en la comunicación. Teniendo todo esto en cuenta, creo que la manera de evaluar dicha prueba puede tener mucha relevancia a la hora de quitar o aumentar la presión en el alumno; en las clases hay profesores que corrigen sistemáticamente los errores gramaticales y de pronunciación de los estudiantes, incluso cuando su mensaje se comprende perfectamente; esto interrumpe la fluidez del estudiante y le resta confianza a la hora de expresarse: creo que una solución más eficaz es la de proporcionar feedback al final de las intervenciones de los alumnos, reforzar los puntos fuertes de dichas intervenciones y analizar los errores para buscar maneras de resolver los dichos problemas. Por ejemplo, si notamos que el estudiante tiene problemas al pronunciar algún sonido en particular, trataremos dicho error mandándole ejercicios de pronunciación específicos sobre ese punto en cuestión. Creo que esa es una manera más eficaz de tratar el error que interrumpiendo al alumno para que repita el sonido correctamente.

Otro punto importante es la penalización de los errores gramaticales desde un nivel muy básico; de nuevo, esto tiene su importancia ya que se pone en foco en la corrección gramatical y no en la comunicación. Esto no quiere decir que la corrección gramatical no sea importante: aquí pienso en profesores que son capaces de suspender redacciones por errores como no poner la –s de tercera persona, por ejemplo (evidentemente, aquí también habrá que tener en cuenta el nivel en el que nos encontramos); lo que está claro es que, si hacemos una evaluación en la que se ponga el foco en la comunicación, la corrección gramatical tiene que ser un punto a tener en cuenta, pero no tiene por qué ser el punto con más peso, sobre todo en los niveles iniciales, en donde tendremos que ser aún más flexibles con el error.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Última sesión: debate

En esta última sesión, hemos reflexionado en grupo acerca de varias cuestiones importantes en el día a día de las aulas: los deberes y el uso de las TIC. A lo largo de la sesión hubo posturas muy variadas y razonables, me centraré en esta entrada en expresar mi opinión personal.

Con lo que respecta a los deberes, pienso que son fundamentales en una asignatura de lenguas extranjeras. La misma naturaleza práctica de la asignatura exige un trabajo continuado por parte de los alumnos fuera del aula. Esto creo que es razonable teniendo en cuenta las pocas horas que, en mi opinión, incluye un curso académico (3 o 4 horas de inglés en cada curso). Si al factor tiempo sumamos el número elevado de alumnos en cada clase nos damos cuenta de las carencias que supone proponer la asignatura de un modo puramente presencial. Esa creo que es la primera razón por la que los deberes son necesarios.
En segundo lugar, creo que es bueno fomentar un hábito de trabajo que resalte la autonomía del alumno fuera del aula. Aquí creo que la clave está en la carga de trabajo que hay que exigir: no se trata de agobiar a los chicos con grandes cantidades de cosas que hacer, sino de crear hábitos de tal forma que haya un equilibrio entre el tiempo de ocio y el tiempo de trabajo. Creo también que en una asignatura como la nuestra hay que mandar para casa deberes que, de haber sido realizados en clase, supondrían no optimizar el tiempo del que se dispone; con esto me refiero a que ejercicios de gramática, cuya corrección puede hacerse de manera muy rápida al día siguiente, son ideales para casa.

En lo que respecta a las TIC, tratamos tres cuestiones: ¿hacen las TIC cambiar el sistema?, ¿qué pensamos del uso del móvil en clase?, y ¿qué TIC’s emplearíamos como docentes?
En primer lugar, considero que las TIC son ante todo un complemento a cualquiera que sea el sistema, herramientas que pueden ayudarnos a conseguir los objetivos planteados; como tal, no son la parte más importante del proceso docente: podemos ser unos expertos en TIC’s y cosechar resultados lamentables y, viceversa, no dominar las TIC y aun así obtener resultados satisfactorios. Como herramienta que son, no determinan ellas solas la calidad del sistema. Aunque fundamentales, lo más importante no son los recursos en sí, sino la capacidad del profesor para sacarles el máximo provecho.

Por otro lado está el debate entorno al uso del móvil en clase. Personalmente, creo que su uso o no uso no va a determinar en gran medida los resultados académicos. Yo no usaría el teléfono en clase por esta misma razón: si no estoy convencido de que su uso va a suponer una mejora en los estudiantes, ¿por qué usarlo por el mero hecho de usarlo?, ¿ayuda realmente el móvil cuando lo que en realidad tenemos que hacer en una clase de lenguas es fomentar la interacción (y hacer hincapié en la comunicación personal “face to face”, no digital)? Ya sé que las respuestas a estas preguntas, como todo en la vida, no son cuestión de blanco o negro, pero lo que sí que tengo claro es que si no estás convencido de que algo funcione, mejor ceñirte a lo que sabes que produce resultados. Ante todo, es una decisión individual: cada profesor sabrá si posee las habilidades y el liderazgo suficiente para gestionar bien situaciones como las del uso adecuado del móvil y la utilidad de dicho uso.

Por último, la respuesta que daría a la tercera pregunta va en línea con la anterior: cada profesor debería elegir las TIC que personalmente crea que mejoran los resultados académicos. En mi caso, procuraré hacer un buen uso de las páginas web que ofrecen buenos recursos tanto a profesores como a estudiantes, y el dominio de las herramientas que permiten la reproducción y edición de imágenes y vídeos. 

La metodología CLILL

La sesión nos ha servido para conocer las principales características de la metodología CLILL. Como en casi todo, el método tiene sus defensores y sus detractores. Mi opinión personal acerca de todo el proceso docente es bastante estable y lo aplico a casi todos los aspectos: el factor principal de cualquier método o práctica educativa es el profesor. Para mí, el caso de CLILL no es diferente.
Si analizamos de manera teórica las supuestas ventajas de CLILL, creo que nadie se opondría a su implantación: ¿cómo no va a ser bueno aprender cualquier disciplina en otro idioma?, ¿cómo vamos a descartar la posibilidad de practicar el inglés fuera del aula de lenguas extranjeras, dando al estudiante la oportunidad de exponerse a más horas de input lingüístico?, ¿cómo va a ser negativo que los estudiantes participen activamente en su propio proceso de aprendizaje, negociando los contenidos y las tareas con el profesor y formulando sus propios métodos? Creo que casi todos estamos de acuerdo en las ventajas que a priori ofrece CLILL.

Sin embargo, como dije antes, lo que parece una maravilla en la teoría se encuentra con grandes dificultades en la práctica. Creo que las habilidades del docente para implementar CLILL es lo que en última instancia hará el método útil o inútil. La primera habilidad que el docente tiene que cumplir es el dominio de la lengua en la que se impartirá la asignatura. Aunque se dice que lo más importante es la fluidez por encima de la corrección gramatical, considero que el input que ha de ofrecerse a los estudiantes tiene que ser de calidad; creo que si, por ejemplo, los profesores de CLILL tienen carencias evidentes en la pronunciación, los alumnos terminarán reproduciendo lo que han escuchado, por lo que el progreso en su competencia lingüística no se producirá. De este modo, creo que el nivel que se pide a los profesores de CLILL no es lo suficientemente alto, en mi opinión.


Otro objetivo que se persigue es el de la responsabilidad y autonomía del estudiante en su propio proceso de aprendizaje. Así, la metodología se parece al enfoque por tareas, en el que la negociación de contenidos y prácticas es compartida entre el profesor y el alumno. En caso de que el alumnado no posea dichas habilidades, ¿está capacitado el profesor para dar la clase en un buen inglés, lograr los objetivos de la asignatura en cuestión y fomentar en el estudiante dicha disciplina de trabajo autónomo, todo al mismo tiempo? Si el profesor consigue hacer todo esto, el método tiene sus evidentes ventajas, pero, en caso de que el docente no logre estos tres objetivos, creo que es mejor apostar por enfoques menos innovadores pero que pueden dar mejor resultado, tanto a la hora de enseñar la lengua extranjera como de lograr los objetivos de las demás asignaturas. 

martes, 21 de febrero de 2017

Sesión: actividades de expresión escrita

Una de las idea clave que he aprendido en esta sesión es que para desarrollar una buena práctica docente es necesario hacer que el alumno sepa por qué hace lo que hace, que sepa las razones que hay detrás de las actividades que lleva a cabo. Esto creo que aumenta el compromiso por parte del alumno y lo motiva a hacer tareas en principio laboriosas. Esto se puede ver claramente en la producción escrita; los estudiantes saben de la importancia que tiene en su día a día la comprensión lectora y las destrezas orales, pues la mayoría de las actividades que se realizan diariamente precisan el dominio de dichas destrezas, pero ¿y la expresión escrita? Creo que dejando de lado la escritura académica (exámenes, respuestas a ejercicios, trabajos, etc.) y su uso en las redes sociales, la expresión escrita queda un poco de lado para los estudiantes. Por esta razón es por lo que debemos insistirles en la relevancia de la expresión escrita.

De entre todas las actividades propuestas en clase, la que más me ha llamado la atención ha sido la de la participación en blogs de lenguas extranjeras. Considero que si concebimos dicho blog como un espacio donde los estudiantes escriban acerca de sus intereses personales (como pueden ser recomendaciones de algún libro, música o película) se soltarán más a la hora de escribir a la vez que lo hacen con el aliciente de expresar sus gustos y experiencias personales (algo esencial para los adolescentes, por otro lado). Lo interesante de esta herramienta es que lo realizado por cada estudiante puede ser visto tanto por el profesor como por el resto de la clase, lo que dinamiza la actividad y la hace más interactiva, puesto que los estudiantes pueden comentar las entradas de sus compañeros. Si comparamos este método con uno más tradicional, en el que mandaríamos a los estudiantes hacer una redacción del libro de texto, vemos que esta última opción no ofrece las posibilidades del método virtual.


El mero hecho de compartir experiencias personales motiva al alumno a escribir, y ésta puede ser la táctica más útil para el profesor a la hora de hacer que los estudiantes escriban. La cantidad de actividades diferentes que podemos hacer para practicar el “writing” creo que son muchas, como vimos con los ejemplos de clase, pero todas ellas tienen en común este elemento significativo y personal que se debe buscar en la práctica docente.

domingo, 19 de febrero de 2017

Sesión del 26/1: Comprensión escrita

La sesión ha estado centrada en la comprensión escrita. Creo que la idea principal que he extraído de esta clase es la importancia de centrar nuestras actividades en el contenido y no la  forma. De este modo, a la hora de diseñar y evaluar actividades de comprensión escrita, el docente tiene que centrarse en que el estudiante capte las ideas generales de un texto, y sepa reproducirlas utilizando sus propias palabras y, en general, sus propios recursos. En relación con esto, también considero importante presentar textos lo más significativos posible para lograr captar la atención del estudiante. En este punto pienso en actividades propuestas por otros profesores a partir de textos reales pero que sin embargo no dicen nada a adolescentes. Por eso, al igual que ocurre con los audios o vídeos que queramos proponer, las actividades de comprensión lectora tienen que basarse en textos entretenidos para los chicos. Creo que se puede hacer esto de manera paralela al trabajo de competencias transversales: se pueden buscar textos llamativos para ellos que traten de temas clave como el cambio climático, la igualdad de género, la interculturalidad, etc. si sabemos buscar y tenemos en cuenta la edad y demás características de nuestros estudiantes.


Además de las técnicas para trabajar la comprensión escrita, otra  de las ideas que tendré en cuenta para mi futuro docente es la de realizar la misma prueba al principio y al final de curso. Se trataría de diseñar una misma prueba (que no contaría para la nota) pero que serviría para medir el progreso realizado por los alumnos. Creo que esto tiene dos objetivos: el primero,  para que el docente sepa si lo trabajado a lo largo del curso ha mejorado los resultados académicos a final de curso; en caso positivo, el profesor reforzaría su confianza con respecto a sus métodos didácticos. Por otro lado, si no se observan grandes diferencias entre los resultados obtenidos por el alumnado a principio y a final de curso el docente tendría que replantearse sus prácticas para mejorar el rendimiento del grupo el año siguiente. Además de esto, creo que los alumnos sacan beneficios de esta doble prueba, ya que, de producirse resultados mejores en la prueba final verán su progreso y sentirán que el esfuerzo ha merecido la pena. Esto puede resultar, en definitiva, un factor positivo para su motivación.